Desintegrante aglutinante

¡Es ahora ya muy buen tiempo el gallo a cantado kokoriko! y yo, estoy de regreso, con un poco mas de brío sobrio; como el hijo prodigo que se va y después de un tiempo regresa a su tierra de santa meca donde sea, ahí junto a la barriada de los intelectualoides desconocidos que habitan en una que otra ola magnética de información, que es igual que cuando pasas un trago amargo algunas veces se pasa tan despacio, magullando la prudencia del buen entendimiento.
-¡Que diantres! –me auto contesto, si ni siquiera había comenzado esta travesía cuando ya me encontraba de nuevo sumergido entre sentimientos de indecisiones plenas a mi juicio lastimeras, -sin sentimientos- y es entonces que justifico cuando solamente fueron creados para hacer mas grande la duda que me embarga sin una sola pista de respuestas, un completo omelette de incertidumbres listo para ser devorado.
-¡Es así como regreso!- vomitando la bola de palabras que se enredaban en el paso del flujo de las estructuras convexas que chorreaban en borbotones alegres, claro, como alguna ves existieron, palabras evocadoras de sentimientos.



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