No puedo borrarte de mi vida

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¿Tan difícil es sacarte de mi vida?, cambio de residencia, me alejo del continente, busco otro nombre y cuando creo que ya no existes, me encuentro tus fotos en el disco duro, maldigo la hora en que fui a encontrarte en ese momento donde el recuerdo había desaparecido de mi vida, me pongo nervioso sintiendo como los recuerdos empiezan a escurrir por mi mente empapando mi espalda con un sabor agridulce de sentimientos encontrados; inmediatamente sin pensarlo me precipito a presionar la tecla “delete”, la papelera genera su ventana, ¡me dice que el archivo no puede ser eliminado!, el nerviosismo empieza a acrecentar, ¡genero un sentimiento de temor!, abro nuevamente el archivo verifico los datos y me doy cuenta que lo había forzado a jamás de los jamases se eliminaría, ahora recuerdo, lo protegí en contra de mi, de mis arranques de ira, de mi ímpetu de borrarte de mi vida, reflexiono un poco al respecto, solo unos segundos son donde la duda rasguña mi decisión y con un miedo mordaz aprieto sobre la opción de liberar, que gracioso eliminarte de mi vida en un simple “clic” tan rápido tan sencillo, ya esta hecho, no hay marcha atrás, es lo que me digo para hacer las cosas mas impersonales, dirijo el mouse para dar la orden al pequeño puntero, que parece temblar en la pantalla y reacio se dispone a cumplir mis ordenes, es la ultima vez que te veré, ahora poco a poco se van eliminando los elementos, uno a uno contemplo como avanza el conteo en retroceso e imagino cuales son las imágenes que se evaporan en la virtualidad de mi vida, en ese momento en el ultimo segundo aparece el aviso de !“conexión”!, ¿que es lo que pasa?, eliminarte ¿a sido una invocación a tu persona?, te presentas sin permiso después de tanto tiempo que desapareciste de mi lista, me temo lo que sucederá, por que me quedo observando tu nombre y lo que haces, me pregunto ¿si me vez?, si, concientemente te das cuenta que estoy ahí, y es entonces cuando escribes, ¡no! ¡esto no puede ser!, la incertidumbre me inunda, algo dentro de mi, me dice que corra, que arranque los cables de electricidad, sin sentido, la batería esta cargada al máximo, es ahora donde desistes, borras el mensaje, respiro, y me vuelves a atacar con la presión de la imagen de el saber que estas escribiendo, es entonces cuando me doy cuenta, me dices “hola, como estas” y en ese justo instante el ultimo archivo en la papelera se evapora, lo pienso, tamborileo los dedos, busco una excusa, “extrañándote” respondo, “no puedo borrarte de mi vida”.